miércoles, 26 de octubre de 2016

Deporte extremo y negocios a costa de la naturaleza


En los últimos años están empezando a proliferar por todo el país las competiciones deportivas de todo tipo de disciplinas, en espacios naturales protegidos o no, con una amplia cobertura mediática, despliegue de medios y presupuesto gracias al patrocinio de grandes empresas.

Hasta hace poco no se les había prestado apenas atención, desde las instituciones e incluso las organizaciones conservacionistas, al considerar quizás que en general el deporte es una actividad positiva, saludable y respetuosa con el entorno, o al menos así lo sentíamos muchos de los que también practicamos de forma amateur, esporádica o regularmente, alguna disciplina deportiva sin ningún afán competitivo, como el senderismo, la bicicleta de montaña, piragüismo, etc.

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sábado, 1 de octubre de 2016

Escalada: crece una nueva amenaza para las rapaces rupícolas

A una de cada diez parejas de águila perdicera en Andalucía le afecta negativamente la escalada deportiva, una modalidad en auge. El dato ilustra un problema cada vez más grave y extendido, cuya solución pasa por buscar sin demora fórmulas que impidan que la conservación de las especies rupícolas, en especial las aves rapaces, se vea hipotecada por la afición de los escaladores.



De entre las actividades recreativas en la naturaleza, la escalada clásica en roca era considerada como una de las más respetuosas con el medio natural. Sin embargo, desde mediados de los años ochenta, la aparición en España de la escalada deportiva, modalidad en la que las vías están equipadas con seguros fijos colocados en la pared para la protección del escalador en caso de caída, ha derivado en un acusado incremento del número de practicantes. Una consecuencia ha sido la imparable y descontrolada instalación de nuevas vías, muchas de ellas en enclaves remotos, lejos de los lugares donde antaño se practicaba este deporte.

Como resultado, muchos cortados rocosos han dejado de ser enclaves inexpugnables e inalterados y la escalada se ha convertido en una evidente amenaza para las especies que los habitan (1, 2). Como ejemplo del alcance social e incluso político de este problema nos gustaría empezar exponiendo un caso sucedido el año pasado en Andalucía y que fue dado a conocer a través de esta misma revista (Quercus 356, págs. 62 y 63).

Más información en la Revista Quercus

FAPAS pide la prohibición de carreras en zonas de alto valor ecológico

Es el debate que siempre está latente, porque nunca se ha ido; las carreras por montaña siempre se han enfrentado a las miradas que las ven como una agresión al medio natural, que piensan que el paso de cientos e incluso miles de corredores por una zona es demasiado agresiva con el entorno.

El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) ha solicitado formalmente al Gobierno del Principado de Asturias la prohibición total de las carreras por montaña que discurran por zonas de alto valor ecológico mediante la no autorización de las mismas, al menos, hasta que se evalúe su impacto y se elabore una legislación específica.

Según esta agrupación, esta es su respuesta al progresivo aumento de solicitudes para celebrar carreras por montaña en espacios de gran riqueza ecológica, como el Parque Natural de Somiedo o el Parque Natural Las Ubiñas La Mesa, ambos también reservas de la Biosfera.

Desde FAPAS apuntan que ya se han dirigido a la Consejería de Agroganadería para señalar que “el desarrollo de carreras de montaña debe desestimarse en los espacios naturales protegidos más sensibles o en algunas zonas de aquellos otros espacios, donde sus condiciones de alto valor ambiental, elevada sensibilidad y fragilidad ecológica (flora, fauna o gea), así lo aconsejan”.

Según los ecologistas, esta conclusión se extrae tras el estudio de las repercusiones negativas para los espacios protegidos de la celebración de este tipo de competiciones deportivas en atención, no solo a la afección a la fauna y flora, sino también a la erosión y perdida de cobertura vegetal en suelos especialmente sensibles con fuertes pendientes en terrenos sueltos.

El motivo de la discordia vuelve a ser, un año más, el DesafíOsomiedo, y es que este año, desde FAPAS han vuelto a solicitar la cancelación de la carrera, que cuenta con un tope de 600 corredores; las razones que esgrimen desde la agrupación es que el impacto de tantos corredores es inasumible para el medio ambiente.

Roberto Hartasánchez, director de FAPAS, exige su prohibición por entender que genera un impacto ambiental a corto, medio y largo plazo. "Cientos de personas corriendo con linternas en plena noche no es lo mismo que una excursión de escolares caminando por la montaña. La ecología de los animales salvajes es muy sensible por la noche. Tiene que tener un impacto y pedimos medirlo y evaluarlo", asegura.

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